lunes, 18 de enero de 2016

DE GUÍAS Y VOCACIONES

Suelen ser muy extraños los caminos por los que nos va Guiando esa Conciencia Superior que nos mira siempre y que sabe nuestra Misión, le llamemos como le llamemos.
Desde mis 31 años comencé a sentir que el Espíritu Santo me había Guiado en las decisiones más importantes de mi vida y por los caminos más sinuosos y extraños por los que pudiera haberme imaginado. Desde hace unos años, no tantos, comencé a sentir que también me guiaban una serie de santos difuntos de nuestra familia, como mi hermana María Irene y Papá en los primeros lugares, pero también mis abuelos paternos, los maternos, mis padrinos, algunos otros tíos y hasta los antepasados de mi esposa.
Pero hoy no es mi intención atestiguar esta Guía que he recibido como la recibimos todos, sino señalar un par de cosas, bien trascendentes en las que me han guiado y que marcan mi rumbo y hasta mi destino.
Me remitiré a mi primer año de estudiante universitario: Había elegido la carrera de Ingeniería Civil, dado que mis ídolos eran mi padre y mi hermano mayor, ambos ingenieros.
Sin embargo a mitad de año me terminé de dar cuenta indefectiblemente que los cálculos y las matemáticas no eran para mí. Entonces pensé: ¿A qué carrera me podría pasar? En medio de mi inconsciencia juvenil, mi decisión supuestamente la dirigí hacia la carrera en donde pensaba que estaban las mujeres más lindas de la UNC; Derecho.
Sin embargo esa fue una de las Guías trascendentes que muchos años después descubrí, me había dado el Espíritu Santo, cargada de sentido misterioso en un principio para mí y que fue muy revelador después cuando empecé a descubrirlo. Era la época de mi vida en que vuelto a creer en Dios después de los años de ateísmo entre mis 16 y mis 30 en que obviamente no percibía esa guía, sino cuanto mucho la suerte. 
La verdad que no podía haberme elegido una carrera más acorde a mi vocación humanista y social, como es la Abogacía, por eso digo que fui Guiado.
Poco a poco, con el paso de los años, me fui identificando más y más con la Carrera y con el Título que recibí después, como así también con ese otro Título intermedio, que sin tener necesidad de gestionarlo, lo solicité ex profeso, como todo un símbolo de mis superaciones personales justamente de mis miedos... mis factores más estresantes y ciertamente limitantes, durante largas etapas disfunsionales; ése Título fue el de Procurador (Gestor Jurídico) y que para mí es uno de mis más caros Símbolos.
Pero la Guía de las que les hablo no terminó allí. En efecto cuando estaba en mi primer año laboral en Tribunales, me inicié en la práctica de una rama del Derecho muy poco explotada entre la mayoría de los Abogados: El Derecho Social, es decir: El Derecho que defiende los grupos de personas vulnerables. 
En mis inicios hice experiencia de más o menos 5 años en la temática de La Minoridad en Riesgo. Así me inicié como jurista social todavía siendo estudiante.
Pasaron muchos años, pasé por varias otras ramas del derecho como Civil, Comercial, Sociedades y Laboral, ya como abogado, hasta que mucho después de haber dejado Tribunales y estando trabajando como profesional independiente aunque en condición de "protegido", continué desarrollando mi especialidad en Derecho Social. 
Ahora por las circunstancias particulares que rodeaban mi vida, tocaba laburar con los grupos de personas con discapacidad y particularmente con la población de pacientes y familiares de la problemática de la Salud Mental.
A esa altura de mi vida, los 37 años, ya me había hecho consciente de que esa Guía del Espíritu Santo me había llevado a sublimar ciertos prejuicios sociales que traía desde la adolescencia, y que me terminaron haciendo desarrollar nada más y nada menos que esa Vocación Profesional hacia el Servicio y el Trabajo Social. 
Pude darme cuenta, recién a edad adulta, que en la adolescencia, la primera cuestión social que me atacó y que generó toda una serie de conflictos y un larguísimo proceso interior de muchos años, hasta su definitiva resolución..., fue la Problemática de las Clases Sociales.
Siguieron pasando los años, había una problemática de éstas, que me llamaba mucho la atención y a la que le tenía muchísimo miedo por una experiencia traumática que padecimos en mi familia materna, cuando mi querida tía Mery enfermó de artereosclerosis y demencia señil. Esta problemática es la de la Gerontología. 
Veía que mi hermana María Irene, se ocupaba eficazmente de los viejos de la familia, tanto de una, como de otra familia, la admiraba por ello, pero sentía que ni loco podría ocuparme del asunto, como lo hacía ella. Pero el cúmulo de experiencias, los traumas superados, y esas circunstancias de la vida a las que he hecho mención, me llevaron de lleno frente a esta otra Problemática, cuando mi padre cayó enfermo luego de su primer ACV y cierto día, él y mamá me solicitaron que me convirtiera en su apoderado.
Como muchas otras problemáticas, a las que les he tenido miedo en mi vida, hice tripas corazón y comencé a ocuparme de ello, superando muy de a poquito los miedos, fobias, ansiedades y el estrés que me tiende a lo disfuncional. 
Al día de hoy "La Vida" me está llevando a estudiar cada vez más esta otra Problemática y de ocuparme activa, técnica y afectivamente del asunto, sigo siendo ahora después del fallecimiento de mi padre, el Apoderado de mi anciana madre y todo indica que me convertiré en profesional técnico en ésta nueva cuestión y ésta nueva área de mi especialidad, siendo acompañado, como lo vengo siendo desde hace muchos años, por la Perito Especialista en administración de empresas, economía doméstica y economías socio familiares; mi esposa Ely. 
Haciendo una síntesis entonces, comencé prácticamente de niño con la Cuestión de Clases, que lo resolví desde mi costado Humanista recién en la madurez, luego seguí mi capacitación con la Minoridad en Riesgo Social, en donde me convertí en profesional técnico jurídico, continué luego con la discapacidad y la salud mental, donde seguí siendo profesional técnico trabajando ya en interdisciplina y ahora estoy incursionando en la Gerontología jurídica, que al igual que los otras poblaciones vulnerables, su tratamiento ha de ser también "interdisciplinario", institucional, familiar y privado. 
Pero hay todavía algo más que me resulta sumamente interesante. Todavía no me doy cabal cuenta de "la relación o conexión" que tiene esta nueva área del conocimiento en el que me estoy capacitando desde hace largo tiempo; el Coaching y la Facilitación de Eneagrama. No descubro aún esa conexción con mi técnica jurídica y mi profesión de Abogado.
No se si estas "Terapias Alternativas" en pos del autoconocimiento, la motivación, la transformación interior y el desarrollo personal, ya no solo en pro de poblaciones vulnerables, sino de todo tipo de población, están en realidad vinculadas a mi técnica jurídica, o más bien relacionadas con la otra faceta de mi vocación social, la defensoría integral y parajudícica y mi inclinación hacia el proteccionismo y la Educación, o en su caso, es algo más bien relacionado con mi Humanismo, el que me viene de la formación familiar y el Bachillerato.
Todo este aspecto vocacional, tanto el técnico jurídico, como el terapéutico alternativo o complemetario, conforman mi "costado profesional". Pero tengo además todo un verdadero "eje" o "centro" de mi personalidad, que es la parte artística o esteta, a la que he venido haciendo muchísima mención estos últimos años, y  que creo que también a va muy en consonancia con mi humanismo, dado que para este movimiento los dos pilares fundamentales son la Ética y la Estética. Ética y estética que cuando me vuelco para mi otro costado más ermitaño, desarrollan en mi la espiritualidad, la mística, la mítología y el simbolismo.

     





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