jueves, 13 de octubre de 2016

EMPEZANDO A DESINTEGRARME

Ayer, día caluroso y soleado, un poco ventoso, día de reencuentro con mi viejo amigo Faustino, la negociación tan ansiada con él y la celebración nuestro contrato de alquiler del Rancho Las Vueltas, día en que conseguí muy buenas facilidades, así me entregaron la casa; con unos poquitos muebles, como yo tanto me lo había imaginado, como para decorarla a lo minimalista rústico, pero por otra parte me habilitó para que sacara lo que necesitase del cobertizo y ahí justamente están los muebles que todavía me faltan. Ya no se si quedará minimalista, haré el intento pero ingresaré varios otros muebles a la casa, todos muy necesarios. Día en que me quedé solo un buen rato en el Rancho, contemplando la vista a las sierras, disfrutando ese lindo parque, respirando su exquisito aire puro, saludándola a la Cachorra.
Ya salte al abismo, estoy desintegrándome otra vez en el aire, mi conciencia se ha esparcido de nuevo, estoy tratando de realizar los últimos trámites que me atan a Córdoba para después continuar con la mudanza. ¡Qué grado de libertad he alcanzado, por Dios! Viviendo juntos pero en casas separadas, uno de mis sueños de hace muchísimos años, tal vez desde antes de casarme con Ely, tal vez desde mi juventud cuando todavía era soltero. Ya no me quedan dudas que en esta vida he venido a sanar los problemas de convivencia de mis abuelos Arturo Alippi y Juana Pardo y por supuesto los nuestros. El Rancho es hermoso, una casa soñada para mí, por más que no tenga detalles híper modernos como yo lo hubiera construido de haber sido mía la posibilidad de hacerlo. Ely me ha preguntado si me gustaría adquirirlo. Creo que las condiciones con su dueño estarían dadas, y creo que si me gustaría adquirirlo, aunque me daría pena no poder aprovechar esa hermosa tierra que nos compramos juntos con Ely; María Cruz.       

No hay comentarios:

Publicar un comentario